Estamos en un momento en que dejar de fumar ha tomado un protagonismo especial, al formar parte de la paradoja social, de ser una sustancia altamente dañina para la salud, siendo la droga legal y permitida que presenta una mayor amenaza para la salud pública.
Con las medidas preventivas que se desde enero del 2011 se han puesto en marcha de restricción en lugares públicos que van consiguiendo capturar más terreno a los fumadores en activo, estos se encuentran acorralados y cada vez mas estigmatizados, siendo vistos por la sociedad como transgresores del buen gusto o como agresores de la sociedad o de ellos mismos.

Todo esto hace que se replantee lo que están haciendo con su salud, y lo que el tabaco puede en su voluntad. Por ello, las conversaciones que hoy se oyen con más frecuencia entre fumadores son: "me lo he propuesto a partir de tal fecha… dejo de fumar".
Pero, ¿cómo se tiene que dejar de fumar. A pelo… o con la ayuda de profesionales?.
Estudios realizados, nos demuestran que se puede conseguir una mayor eficacia en el tratamiento, si esta combinado el conselling y la medicación. Tratamientos que, partiendo de un modelo teórico, se combinan los niveles explicativos biológico y conductual planteando de forma integrada estrategias que provienen de ambas disciplinas.
También se tiene evidencia de que los profesionales de la salud tendrían que dar consejos para dejar de fumar, contra más profesionales te aconsejen lo mismo mas reflexionaras en lo que te dicen.
Si cuando un fumador acude al médico por un dolor de espalda este pierde tres minutos para hacerle cuatro preguntas sobre el tabaco y darle consejo y esta misma persona otro día acude a la enfermera del CAP a tomarse la presión y esta enfermera también pierde otros tres minutos en darle consejo y así sucesivamente esta persona tiene más posibilidades de dejar de fumar que otra que no recibe ningún consejo, por lo que, todos los profesionales sanitarios tendríamos que anotar cuando realizamos la historia si el paciente fuma o no, al igual que preguntamos si beben o si consumen drogas y, aunque estos no estén preparados para dejar de fumar, nosotros deberíamos sugerirles que lo hicieran y aconsejarles un tratamiento.
El tratamiento psicológico es eficaz y efectivo, si lo tratamos desde un marco bio-psico-social, que sus intervenciones aborden las variables que originan y mantienen la dependencia condicionando su cese. El tratamiento debería ir unido a tratamiento farmacológico (Vareniclina, parches, chicle de nicotina) ya que así se incrementaran las tasas de eficacia.
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