Resumen
Introducción. Es numerosa la literatura que aborda la influencia del estado emocional sobre funciones cognitivas como la atención, memoria, percepción, etc. También se está desarrollando en los últimos años el estudio de la respuesta emocional en sujetos adictos a sustancias estupefacientes.
Objetivo. El objetivo del presente estudio es, por una parte, comprobar si en sujetos drogodependientes el contenido emocional del estímulo induce cambios en la percepción del mismo, y por otra parte, ver si el efecto clínico principal de la sustancia de consumo preferente (alcohol frente a cocaína) influye en dicha capacidad perceptiva frente a estímulos de contenido afectivo.
Material y método. Se estudió una muestra de 31 sujetos en tratamiento de su drogodependencia (16 adictos a la cocaína y 15 adictos al alcohol), utilizando 30 imágenes seleccionadas del International Affective Picture System (IAPS) de Peter J. Lang y distribuidas en cinco condiciones, según su contenido emocional.
Resultados. Los resultados mostraron que el contenido afectivo del estímulo modifica la capacidad perceptiva sobre el mismo, en sujetos drogodependientes, así como que esta capacidad perceptiva cambia en función de la sustancia de consumo preferente, mostrando mejor capacidad perceptiva los adictos a la cocaína.
Conclusiones. Estos resultados apoyan, primero, que la emoción puede modular la percepción, en función de la relevancia, para el sujeto drogodependiente, del estímulo presentado y que estas diferencias perceptivas tienen relación con la sustancia de consumo preferente.
Introducción
Entre los modelos existentes que abordan las emociones, nos centramos en el desarrollado por Peter J. Lang y su equipo, en el que valencia y activación (o arousal) determinan un espacio bidimensional donde ubicar las experiencias afectivas. La dimensión valencia refleja el valor afectivo del estímulo, es decir, el nivel de agrado o desagrado que el estímulo nos produce; mientras que la dimensión activación indica el grado de respuesta fisiológica, en un continuo que va desde un estado de alta activación a uno de relajación. Junto a estas dos dimensiones básicas que conforman la emoción, este autor y su equipo determinan una tercera, denominada dominancia, que hace referencia al nivel de control de la respuesta emocional que el sujeto percibe ante el estímulo presentado.
Son numerosos los estudios que han determinado la influencia que la respuesta emocional puede tener sobre procesos cognitivos como la atención, el aprendizaje, la memoria o la percepción e incluso sobre la actividad neuroendocrina o la sensibilidad al dolor.
Desde un punto de vista evolutivo, esto supone que la emoción adquiere un valor adaptativo al entorno que nos rodea, facilitando que el sujeto pueda reaccionar de forma adecuada a las situaciones que se presentan en este entorno, sobre todo ante estímulos negativos, por ejemplo de miedo. Para que se produzca una respuesta emocional, es necesario que se presente un estímulo, externo (por ejemplo una interacción personal), o interno al propio sujeto (por ejemplo, un recuerdo), que sea capaz de evocar dicha respuesta afectiva. Dicho estímulo puede ser percibido de forma consciente o preconsciente.
Centrándonos en la población de sujetos adictos a drogas, son cada vez más numerosos los trabajos sobre la respuesta emocional, que estudian, mediante técnicas de neuroimagen, las respuestas de craving en adictos a opiáceos o a cocaína, los cambios en la liberación de la hormona corticotropina como responsable de la falta de motivación ante reforzadores naturales, la alteración en los procesos de toma de decisiones. Encuentran también, al usar estímulos naturales, no relacionados con las sustancias y su consumo, una disminución de la respuesta emocional, sobre todo ante estímulos cotidianos agradables. Probablemente, como plantean Goldstein y Volkow en su modelo Impaired Response Inhibition and Salience Attribution (I-RISA), estos estímulos naturales positivos se vean desplazados, en su capacidad reforzadora, por los estímulos relacionados con la sustancia y su consumo.
Si la emoción interviene modulando procesos cognitivos como la atención y la percepción, potenciándolos ante estímulos emocionalmente relevantes, cabe pensar que en esta población de sujetos adictos, donde la respuesta emocional está alterada, también se verán afectados dichos procesos cognitivos, como indican los estudios en los que se ha descrito una alteración en la exactitud del reconocimiento de expresiones faciales de emociones en sujetos alcohólicos y en sujetos adictos a otras sustancias o un deterioro en la capacidad perceptiva general en sujetos policonsumidores.
Como hemos comprobado en estudios anteriores sobre la respuesta emocional en sujetos adictos, existen claras diferencias en función del efecto clínico principal (depresor frente a estimulante) de la sustancia de consumo preferente. Podemos establecer la hipótesis de que también existirán diferencias en la capacidad perceptiva de estímulos visuales afectivos entre estos grupos de consumidores. Por tanto, los objetivos de este estudio son, primero, comprobar si el contenido afectivo de los estímulos presentados influye en la capacidad perceptiva en los sujetos adictos en situación de abstinencia y segundo, comprobar si encontramos diferencias en esa capacidad perceptiva, en función del efecto clínico principal, depresor frente a estimulante, de la sustancia de consumo preferente, alcohol y cocaína respectivamente.
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Fuente: Psiquiatria.com