Facilitar el acceso a elementos potencialmente adictivos como las tragaperras en
macroproyectos de ocio como puede ser el caso de Eurovegas o Barcelona World
puede provocar más ludopatía, según expertos en psiquiatría.
"Si no hay cocaína, no hay adicción, si no hay tragaperras, no hay adicción",
ha destacado hoy a Efe el jefe de la Unidad de Adicciones del Hospital de Sant
Pau, Josep Pérez de los Cobos, que lleva más de dos décadas dirigiendo esta
división de referencia en Cataluña.
Doctores y pacientes han conmemorado hoy los 25 años de la creación de esta
unidad del hospital barcelonés en un acto en el que se ha repasado la
trayectoria de esta división que se creó en el 1987, en plena fiebre de la
heroína.
"Hubo una oleada de víctimas de la heroína que quedaban en territorio de
nadie, porque la división de psicología no los podía asumir, así que se creo una
unidad específica", recuerda Pérez.
Con la metadona y la buprenorfina se logró que los heroinómanos pudieran
llevar una vida "normal" y, en estos momentos, los nuevos casos de adicción a
esta droga son escasos, porque la gente se ha concienciado de su alto grado
destructor.
Controlado el impacto de la heroína, los principales retos actualmente son el
consumo de cannabis, cocaína, drogas de diseño, alcohol y tabaco, para los que
no siempre existen tratamientos farmacológicos sustitutivos, sobre todo para
combatir las sustancias ilegales.
Los expertos coinciden en que, para que haya adicciones, debe haber acceso al
elemento que genera esta dependencia, una fórmula que se repite tanto en
sustancias como en el juego, destaca Pérez.
"Si se da acceso a alguien potencialmente adicto a una tragaperras se creará
la dependencia, ya que la adicción y la disponibilidad van íntimamente ligadas",
subraya el doctor del Sant Pau.
Además, ser adicto a una sustancia dispara el riesgo de generar dependencias
a otros elementos, de forma que la mayoría de los casos graves son
poliadictos.
Algunos de los pacientes que han participado en la jornada conmemorativa de
los 25 años de la Unidad del Sant Pau han dado fe de que alcohol, drogas, tabaco
y ludopatía son una combinación destructiva de la que, sin embargo, se puede
salir con ayuda.
"Cuesta mucho, pero es importante hacer caso a los médicos porque sola no se
logra", ha comentado hoy una joven drogodependiente que, tras una etapa oscura
de su vida, se ha convertido en una "buena persona".
Otra paciente ha celebrado que la noticia que conoció ayer de que se quedaba
en el paro no le ha hecho recaer en sus adicciones: "En otra época, habría
acabado en el bar, pero hoy sólo estoy un poco triste, como cualquier otra
persona que pierde un trabajo".
En la actualidad, la adición más grave es al tabaco -afecta al 30 % de la
población- y el consumo de cannabis, al que se suman los jóvenes con la falsa
creencia de que no es adictivo.
"Es totalmente falso", subraya el doctor Pérez, quién advierte de que,
además, esta sustancia, especialmente si se fuma -es la forma más perniciosa de
consumirla-, genera degeneración cognitiva y puede generar fracaso escolar.
El consumo abusivo del alcohol con prácticas como el "botellón" también se
perfila como uno de los problemas a corto plazo, ya que algunos de los que beben
en exceso son potenciales adictos en un futuro próximo.
La Unidad de Adicciones del Sant Pau trata un centenar de adictos anualmente
en el Hospital de Día, algunos de ellos derivados de otros centros catalanes, al
tiempo que atiende anualmente unos 250 ingresos por problemas con drogas.
La crisis no ha generado un aumento del número de pacientes de esta unidad,
ya que, en general, se ha reducido la toma de drogas por la falta de dinero y el
estrés derivado de las dificultades económicos habitualmente sólo afecta la
pauta de consumo de los adictos ya reconocidos como patológicos.
Fuente: El Economista.es
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