La respuesta al tratamiento con
BZD en diferente en las personas que tienen antecedentes personales, o incluso
familiares, de alcoholismo o de abuso de otras sustancias. Los pacientes con
trastornos de ansiedad y antecedentes personales de abuso de alcohol o drogas,
se consideran de riesgo elevado para desarrollar abuso de BZD.
Los pacientes alcohólicos presentan concentraciones mas bajas de GABA en el cortex prefrontal, evaluado mediante resonancia magnética espectroscópica. Pero las personas que tienen antecedentes familiares de abuso de sustancias también muestran "preferencia" por las BZD e incluso los consumidores moderados de alcohol, con frecuencia se autoadministran dosis mas elevadas de diazepam que los que tienen solo un pequeño consumo de alcohol. Existen datos que ponen de manifiesto que mas de la mitad de los pacientes alcohólicos, en tratamiento ambulatorio, que presentaban resultados positivos para las BZD en la orina, tenían un patrón de abuso de las mismas, de igual modo, se calcula que un 15-20% de los pacientes alcohólicos que acuden a tratamiento presentan abuso de BZD y pueden tomarlas como automedicación de sus síntomas de abstinencia o ansiedad, como euforizantes o para potenciar los efectos del etanol.
El consumo simultaneo de alcohol y
BZD aumenta el riesgo de accidentes, sobredosis, caídas y amnesia posterior. El
consumo crónico de BZD puede acelerar el deterioro cognitivo y es un factor de
riesgo de caídas entre los ancianos.
La intoxicación aguda por BZD puede estar asociada a una desinhibición conductual, la cual puede conducir a conductas hostiles o incluso agresivas sobre todo cuando el consumo de BZD va asociado al del alcohol. Además asociadas al alcohol, las sobredosis de BZD pueden producir la muerte por parada cardio-respiratoria.
Los ancianos son el grupo mas
frágil ante los posibles efectos adversos de las BZD y sus consecuencias.
El amplio consumo y difusión se
puede relacionar con la baja percepción de riesgo. En la población general una
de las conductas con menor percepción de riesgo es el consumo de
tranquilizantes o somníferos. Las mujeres perciben mas riesgos que los hombres
en el consumo de todas las drogas, excepto en el consumo habitual de
hipnosedantes.
El consumo de BZD es muy frecuente
en pacientes tanto con patología medica como con trastornos mentales. Se
utilizan de forma amplia en Atención Primaria y en psiquiatría. En Atención
primaria son prescritas por su función ansiolítica, hipnótica y miorelajante en
grupos heterogéneos, tanto de pacientes como de trastornos. De forma puntual
por supuesta gastritis con un correlato de ansiedad o un dolor cervical con
contractura muscular, hasta otra forma mas perdurable, como los trastornos de
ansiedad e insomnio, o en trastornos mentales graves. Por ello no es de
extrañas que el medico de familia sea propuesto como el principal responsable
del uso limitado o ilimitado de las BZD. Hasta un 5% de las consultas
realizadas por Médicos de Familia, tienen una alta probabilidad de acabar con
una prescripción de hipnosedantes (Berjano et al, 2008).
El medico de familia en general,
no utiliza escalas de ansiedad o se repasa los ítems diagnósticos antes de
prescribir BZD. Se consideran mas los síntomas de ansiedad, las quejas
somáticas o la dificultad de afrontamiento de problemas personales, familiares,
sociales o laborales que la correspondencia de este cuadro psíquico a una
entidad diagnostica. Es la consideración de que no existe la "enfermedad"
como tal, solo existe el paciente que la sustenta. Todo ello dificulta seguir
las recomendaciones de las guías clínicas y explicaría porque el tratamiento se
prolonga mas allá de la remisión del cuadro que lo motivó. El paciente piensa
que la vida o el sueño son mas cómodos con el fármaco y el medico tiende a
olvidarse de revisar la prescripción, con la consideración que la personalidad
y el contexto socio-laboro-familiar del paciente suele ser difícilmente
removible
El uso y consumo de BZD en
atención psiquiátrica también es muy frecuente. En pacientes con trastornos de
ansiedad se utilizan dentro de sus indicaciones pero también como coadyuvantes
en otras patologías: psicosis, trastornos bipolares, depresiones… En
drogodependientes el consumo es muy frecuente. Los consumidores de otras
drogas, por ejemplo cocaina, consumen muy frecuentemente
"tranquilizantes". Situación parecida ocurre entre los consumidores
de heroína, anfetaminas y alucinógenos.
Se puede concluir que tanto la
escasa percepción de riesgo en su uso como el amplio empleo en múltiples
patologías entre otros motivos, explican la elevada prevalencia de abuso o mal
uso de las BZD.
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