miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cuando el paciente es el propio médico


  • Han pasado 72 facultativos con problemas mentales o adicciones
  • 36 continúan en tratamiento

"Desesperado tras nueve años de tratamientos infructuosos", para poner punto y final a "treinta años de alcoholismo y una adicción a la cocaína", un "conocido especialista en psiquiatría" se atrevió a dar el paso y no sólo reconoció sus enfermedades, sino que, además, se puso en manos de profesionales.
Este testimonio anónimo, que no se corresponde con el de un profesional de Castilla y León, aunque podría serlo, es uno de los que se pueden leer en las páginas web oficiales del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime). Un plan que, financiado por la Junta y coordinado por Consejo regional de colegios oficiales de médicos, en Castilla y León trata de dar la vuelta al refrán que dice que en casa del herrero, cuchillo de palo. En los cuatro años que lleva implantado en la Comunidad 72 médicos se han convertido en pacientes para poder volver a ser facultativos. 36 continúan en tratamiento y sólo este año, 4 han tenido que ser ingresados en un hospital por culpa de sus patologías.
Los médicos enferman como cualquier ser humano y, de ellos, uno de cada diez puede llegar a padecer a lo largo de su vida adicciones y patologías que no sólo ponen en riesgo su propia salud, sino que pueden hacer peligrar la de sus pacientes.
Aún siendo conscientes de esos perjuicios, "el miedo, el sentimiento de culpa y la estigmatización social de la propia enfermedad hacen que los médicos y profesionales de la salud en general la nieguen y traten de ocultarla", explica el coordinador del programa en Castilla y León, el doctor Juan José Aliende, quien no oculta que "los médicos son los peores pacientes", quizás por "autosuficiencia", por "la tendencia a ocultar las propias enfermedades" o porque pueden llegar a creer que "con la consulta informal a un colega en el pasillo de un hospital puede ser suficiente".

'Enfermedades ocultas'

Por algo se llama a estas patologías "enfermedades ocultas" y por eso existe el Paime: un programa de atención especializada que garantiza el anonimato de los médicos enfermos de principio a fin, asignando a cada paciente un nombre falso y un código numérico para que su caso sea tratado por cualquiera de los 4 terapeutas (en Valladolid, Salamanca, Burgos y León) que colaboran con la iniciativa en Castilla y León.
El anonimato garantizado y la derivación a las consultas privadas de esos cuatro facultativos impide que un médico, por ejemplo con un trastorno mental, pierda en un segundo toda su credibilidad profesional al ser sorprendido por uno de sus pacientes en la cola de la consulta del psiquiatra.

Fuente: El Mundo.es

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