Este texto esta extraído del artículo de la revista Revista «Poiésis». Nos habla de una realidad existente en nuestro país, el no considerar el alcohol, el tabaco y las benzodiacepinas como drogas por los intereses económicos que conlleva....
El abuso de
sustancias psicoactivas es una de las cuestiones que ha acaparado más páginas
en el campo de la literatura científica durante las últimas décadas. Sin embargo
son muchas las ocasiones en que se
descubre, tanto en esta bibliografía
científica como en muchas actitudes ante las adicciones, una manifiesta
incongruencia: se aborda el problema de las drogodependencias. Actitudes
maniqueas en la lucha contra las
drogodependencias.
evitando
incluir el alcohol y otras sustancias de abuso legales como el tabaco o las
Benzodiazepinas.
No deja de
ser paradójico que en sociedades que tradicionalmente han sido
consumidoras de alcohol, como las indoeuropeas, y la española entre ellas, se
haya mirado hacia otro lado durante algunas décadas, diferenciando de modo
artificial, y claudicando casi siempre ante intereses económicos, el consumo de
alcohol y el de otras drogas.
Únicamente
el paso del tiempo puede garantizar la objetividad necesaria para emitir
un juicio de valor sobre una cuestión, como la que nos ocupa, que ha
necesitado acumular una muy dilatada experiencia y considerar imparcialmente
los datos correspondientes al abuso de alcohol, y su elevadísima
repercusión socio-sanitaria impulsada por la invasión publicitaria
en todos
los medios de comunicación durante las últimas décadas.
Nuestro
mundo, cada día más globalizado, reclama a gritos imaginación, generosidad,
flexibilidad y positivismo para encontrar soluciones válidas a los problemas
que nos afectan, y el de las drogodependencias no es un problema menor. De
su cuidadosa solución dependerá en parte el futuro.
El futuro
no se va a ganar únicamente con la creación, como ha ocurrido en España
muy recientemente, de una Fundación que se preocupe por el correcto
consumo de alcohol, prestando una atención preferente a las embarazadas,
los conductores y los más jóvenes, y patrocinada por el consorcio
de fabricantes de bebidas alcohólicas.
¿No es esto maniqueísmo?.¿Deberán
hacer lo mismo los productores del resto de drogas?
Hay una
última consideración, no son precisamente los países más pobres los
que más alcohol producen, y detrás de la producción y el tráfico del resto de
las sustancias de abuso hay problemas muy graves que en un mundo global no
pueden ser obviados: hambre, pobreza, subdesarrollo, desigualdades, luchas
políticas, etc… Contribuir a su solución es también contribuir a la lucha contra las
drogas sin una doble moral.
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