¿Qué ocurre cuando una mujer es
drogodependiente? Generalmente las mujeres son tratadas de forma diferente
que los hombres, esto se debe a una serie de estereotipos, es de decir, a
ciertas actitudes y aptitudes en las que
tanto las mujeres como los hombres las tienen completamente asumidas, por
ejemplo que las mujeres somos más emocionales y delicadas que los hombres, en
cambio ellos pueden ser independientes, bruscos y esconder sus sentimientos.
Todo esto es asumido por la sociedad en la cual nos desenvolvemos, que
presupone la experiencia masculina como universal, en la que las
aportaciones y necesidades de las mujeres son vistas de una forma diferente a
las de los hombres.
Si hablamos de drogodependencias, el problema se ha considerado principalmente “masculino”, si miramos las estadísticas son principalmente masculinas, los hombres aunque tengan una problemática de drogas y ello se considere una desviación su comportamiento es compatible con sus expectativas de “rol de género”.
La mujer drogodependiente hace una demanda de tratamiento mucho menor que los hombres solo entre el 15y 20% de las mujeres que tienen un problema con las drogas, ya que el acceso y la permanencia en los programas es mas difícil pues se interviene desde una perspectiva androcéntrica.
El llegar más tarde a tratamiento incluye un mayor deterioro social, añadiéndole problemáticas de violencia, trastorno mental,..etc. La mayoría de las veces entran en el consumo por la pareja y en cambio son mas penalizadas por ello, muchas tienen que dedicarse a la prostitución como medio de conseguir dinero lo que las lleva a una baja autoestima y mayor riesgo de adquirir enfermedades Infecciosas de Transmisión Sexual. Además si son madres se las desvalora por ello socialmente, muchas de ellas no acceden a los recursos por miedo a la retirada de sus hijos.
A todo esto tendríamos que añadir una falta de formación es este campo de los equipos terapéuticos (prejuicios previos…). Los centros no están adaptados a presencia de hijos/as. No se hacen grupos de mujeres y hombres por separado con lo que es imposible el abordaje de problemáticas especificas y en la mayoría de centros hay una falta importante de coordinación con otras redes (violencia, trastorno mental, reinserción…etc.).
La conclusión es que la mujer está en clara minoría, por todo ello tendríamos que plantearnos como poder incluir la perspectiva de género en la atención de drogodependencias.
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